No quiero nada para mí, todo lo quiero para Vizcaya (Bizkaia); ahora mismo, y no una sino cien veces, daría mi cuello a la cuchilla sin pretender ni la memoria de mi nombre si supiese que con ello habría de revivir mi Patria.
¿Cuántos años me golpean de pronto, desgarrándome, fulminándome al revivir con toda la contundencia de lo que está mal hecho el día en que mi moto me hizo conocer la decepción y el miedo y la vergüenza? Era una scooter de color vino tinto y hoy no puedo precisar con exactitud en qué oscuro garaje o en qué manos o en qué lugar de mi memoria se extravió
Nadie puede librar a los hombres del dolor, pero le será perdonado a aquel que haga renacer en ellos el valor para soportarlo.
El amarillo brillante que significa renacer en vez de destrucción. La promesa de que la vida puede continuar, sin importar lo malo de nuestras pérdidas. Que puede ser buena de nuevo.
El amor, como la lluvia, puede vivificar desde arriba, empapando a las parejas de gozo. Pero a veces, bajo el enfurecido calor de la vida, el amor se seca en la superficie y debe vivificarse desde abajo, extendiendo sus raíces, manteniéndose vivo.
Una de las paradojas del mundo globalizado es la resistencia y el resurgir de los idiomas pequeños del mundo, la solidaridad que recorre desde Irlanda a Estonia, desde las islas Feroe hasta Asturias, y desde el País de Gales al País Vasco.
Una cosa segura: ya no podremos volver allí. Lo pasado está aún demasiado reciente. Todo lo que hemos procurado olvidar se removería de nuevo, y aquella sensación de miedo, de inquietud furtiva, que había llegado a convertirse en pánico ciego e insensato a Dios gracias ya acabado, podría, por cualquier circunstancia ignorada, volver a la vida para perseguirnos como antes.
Hay una música, Cristina, tan terrible que consume a todos los que la conocen. Usted no ha oído todavía esa música, felizmente, porque le quitaría sus frescos colores y nadie la reconocería al volver a la vida de París. Cantemos ópera, Cristina Daaé.
Las autoridades no son verdaderamente lo que deberían ser. De ellas suele partir el desorden y el peligro. A veces es necesario un motín para restablecer el orden.
Creemos que la lucha organizada y consciente emprendida por un pueblo colonizado para restablecer la soberanía de la nación constituye la manifestación más plenamente cultural que existe
Opino que ha llegado el momento de restaurar la confianza en la Biblia como guía a la verdad y base para la conducta humana Sólo puedo esperar que sirva de ayuda a los que ven al cristianismo como la única esperanza para el mundo enloquecido y a la Biblia como el fundamento sólido de las creencias cristianas'.
Si nuestro país fuera derrotado, desearía que encontráramos un campeón tan indomable como el señor Hitler para restaurar nuestro coraje y conducirnos otra vez al lugar que nos corresponde entre las naciones
Yo fui también, antaño, un columpiador de árboles; muy a menudo sueño en que volveré a serlo, cuando me hallo cansado de mis meditaciones, y la vida parece un bosque sin caminos donde, al vagar por él, sentirnos en la cara ardiente el cosquilleo de rotas telarañas, y un ojo lagrimea a causa de una brizna, y quisiera alejarme de la tierra algún tiempo, para luego volver y empezar otra vez.
Si alguien me empieza a utilizar como escenario, voy a volver a Nueva York