En vano escarba el soñador en sus viejos sueños, como si fueran ceniza en la que busca algún rescoldo para reavivar la fantasía, para recalentar con nuevo fuego su enfriado corazón y resucitar en él una vez más lo que antes había amado tanto, lo que conmovía el alma, lo que enardecía la sangre, lo que arrancaba lágrimas de los ojos y cautivaba con espléndido hechizo.
Se sintió orgulloso y feliz entonces: feliz de estar con ella, orgulloso de su gracia y su porte señorial. Pero ahora, después de reavivar tantos recuerdos, el primer contacto con su cuerpo, armonioso y extraño y perfumado, produjo en él un agudo latido de lujuria.
...Un descenso a largo plazo de los salarios -que se asocia al debilitamiento de los sindicatos obreros- tenderá, según nuestro análisis en el capítulo 1, a elevar el grado de monopolio y, por tanto, a provocar un desplazamiento de los salarios a las ganancias. Lejos de estimular el crecimiento de la producción a largo plazo, este fenómeno, como ya hemos visto, tenderá a afectarlo adversamente.
Casi cualquier modelo propuesto para un cambio puede estimular la reflexión sobre temas en los que es necesario pensar. Puede que esto sea más importante que el modelo propuesto.
El amor, como la lluvia, puede vivificar desde arriba, empapando a las parejas de gozo. Pero a veces, bajo el enfurecido calor de la vida, el amor se seca en la superficie y debe vivificarse desde abajo, extendiendo sus raíces, manteniéndose vivo.
En todo aquello que vale la pena de tener, incluso en el placer, hay un punto de dolor o de tedio que ha de ser sobrevivido para que el placer pueda revivir y resistir.
Pero no faltan quienes, sin haber nacido en Barranquilla, llegan a estimarla y amarla tanto, que solo vuelven a respirar y a revivir cuando regresan a Curramba la Bella. Entre ellos se halla, desde luego, Casandra.
En vano escarba el soñador en sus viejos sueños, como si fueran ceniza en la que busca algún rescoldo para reavivar la fantasía, para recalentar con nuevo fuego su enfriado corazón y resucitar en él una vez más lo que antes había amado tanto, lo que conmovía el alma, lo que enardecía la sangre, lo que arrancaba lágrimas de los ojos y cautivaba con espléndido hechizo.
Pretender resucitar premisas artísticas del pasado puede dar como resultado, en el mejor de los casos, obras de arte que son como un niño muerto antes de ver la luz.
Una de las paradojas del mundo globalizado es la resistencia y el resurgir de los idiomas pequeños del mundo, la solidaridad que recorre desde Irlanda a Estonia, desde las islas Feroe hasta Asturias, y desde el País de Gales al País Vasco.
Se sintió orgulloso y feliz entonces: feliz de estar con ella, orgulloso de su gracia y su porte señorial. Pero ahora, después de reavivar tantos recuerdos, el primer contacto con su cuerpo, armonioso y extraño y perfumado, produjo en él un agudo latido de lujuria.
En vano escarba el soñador en sus viejos sueños, como si fueran ceniza en la que busca algún rescoldo para reavivar la fantasía, para recalentar con nuevo fuego su enfriado corazón y resucitar en él una vez más lo que antes había amado tanto, lo que conmovía el alma, lo que enardecía la sangre, lo que arrancaba lágrimas de los ojos y cautivaba con espléndido hechizo.
El amor, como la lluvia, puede vivificar desde arriba, empapando a las parejas de gozo. Pero a veces, bajo el enfurecido calor de la vida, el amor se seca en la superficie y debe vivificarse desde abajo, extendiendo sus raíces, manteniéndose vivo.
El arte del perdón es el más difícil que yo conozca. Pero es también el único capaz de hacer revivir a una persona.
Pero no faltan quienes, sin haber nacido en Barranquilla, llegan a estimarla y amarla tanto, que solo vuelven a respirar y a revivir cuando regresan a Curramba la Bella. Entre ellos se halla, desde luego, Casandra.
El amarillo brillante que significa renacer en vez de destrucción. La promesa de que la vida puede continuar, sin importar lo malo de nuestras pérdidas. Que puede ser buena de nuevo.
Nadie puede librar a los hombres del dolor, pero le será perdonado a aquel que haga renacer en ellos el valor para soportarlo.
En vano escarba el soñador en sus viejos sueños, como si fueran ceniza en la que busca algún rescoldo para reavivar la fantasía, para recalentar con nuevo fuego su enfriado corazón y resucitar en él una vez más lo que antes había amado tanto, lo que conmovía el alma, lo que enardecía la sangre, lo que arrancaba lágrimas de los ojos y cautivaba con espléndido hechizo.
Todas las ciudades si desapareciesen por completo no sé si resucitarían o quedarían en ruinas. Nápoles habrá de resucitar época tras época por el sitio en que está y porque la dulzura de vivir está escrita indeleblemente en el sitio que ocupa.
Una de las paradojas del mundo globalizado es la resistencia y el resurgir de los idiomas pequeños del mundo, la solidaridad que recorre desde Irlanda a Estonia, desde las islas Feroe hasta Asturias, y desde el País de Gales al País Vasco.