Los libros en prosa son perros de muestra que yo crío y vendo para mantener a mi gato.
Todos los días irrito susceptibilidades y crío deseos de encontrar en mi conducta acciones que me denigren. Debiera ser más prudente; pero en punto de prudencia, me sucede lo que a los grandes pecadores, que dejan para la hora de la muerte la enmienda. Cuando tenga cuarenta años, seré prudente; por ahora seré como soy y nada más.
Un padre que sabe dar rienda suelta a su infante interior, será capaz de valorizar el mundo interno de sus hijos, aunque éste sea uno con necesidad especial.