Ciertos escritores se crean noches artificiales para dar un aspecto de profundidad a su superficie y más relumbre a sus luces mortecinas.
Así el Siglo XX así zumbó la Limitada rugió cerca y dejó tres hombres aún hambrientos en las vías, mirando con afán las luces de cola secarse y converger, huyendo, barrenadas y diestras, fuera de la vista.