Los problemas son como un perro sarnoso callejero... juega con él una vez, y te seguirá a casa.
El lógico desequilibrado se afana por aclararlo todo y todo lo vuelve confuso, misterioso. El místico, en cambio, consiente en que algo sea misterioso para que todo lo demás resulte explicable.
Me quisieron contratar para la boda de un ruso, y dije que no. Entonces te ofrecen más. Vuelves a decir que no, y siguen subiendo la oferta. Te cansas y pides una cantidad dan demencial que, si dicen que sí, accedes. Y eso pasó. Fue muy fuerte. Sobre todo, porque en mi carrera nunca había hecho algo solo por dinero
Todo el Realismo Visceral era una carta de amor, el pavoneo demencial de un pájaro idiota a la luz de la luna, algo bastante vulgar y sin importancia.
A veces, cuando descubro que no he escrito una sola frase después de haber borroneado páginas enteras, me desplomo en mi sillón y allí me quedo, mareado, hundido en un pantano de desesperación, odiándome y culpándome por este orgullo demente que me hace encapricharme por una quimera. Un cuarto de hora después todo ha cambiado; el corazón me da saltos de alegría.
El colmo de la locura es proponerse destruir las pasiones. Un devoto se atormenta como un demente para no desear nada, no amar nada, no sentir nada y, si lo logra, se vuelve un verdadero monstruo.
¿Quién cree ser el más loco de todos? ¿Quién es el peor lunático? ¿Quién organiza estas partidas de cartas? Es mi primer día aquí y me gustaría producirle una buena impresión al jefe, si es capaz de demostrarme que él es quien manda aquí. ¿Quién es el gran lunático de esta sala?
Siempre fui un rebelde... Pero por otra parte quería ser amado y aceptado, y no sólo un músico, poeta, lunático y bocazas. Pero no puedo ser lo que no soy.