Queridos amigos, que ninguna adversidad os paralice. No tengáis miedo al mundo, ni al futuro, ni a vuestra debilidad. El Señor os ha otorgado vivir en este momento de la historia, para que gracias a vuestra fe siga resonando su Nombre en toda la tierra
... la adversidad sigue a la ventura como la sombra al cuerpo. Ambas, parecen, en efecto, fases alternativas de la irremediable ondulación del humano destino.
Ésa es una suerte de las viudas, ningún contratiempo les impide mejorar al hombre con el que convivieron y entre más tiempo pasa, mejor recrean el mundo idílico que alguna vez soñaron.
Ve en derechura al hecho, pausadamente, y aporta por anticipado las medidas que deben adoptarse para paliar cualquier contratiempo y reducir las consecuencias a su mínima expresión
La felicidad no necesita ser transmutada en belleza, pero la desventura sí.
Sé que voy a sufrir la eterna desventura de vivir esperando vivir pegado a ti, para toda la vida, mi vida
Tolerable es el infortunio que es común a muchos.
El infortunio es un lazo que une a los hombres tanto como la misma naturaleza.
La infelicidad máxima, como la felicidad máxima, modifica el aspecto de todas las cosas.
El hombre debe considerar siempre lo que tiene antes de lo que quiere; la infelicidad viene cuando la realidad no llega
El verdadero amante ansía la tribulación como el rebelde anhela el perdón y el pecador la misericordia.
No hay hombre en el mundo sin tribulación o angustia, aunque sea rey o papa
La evolución de la vida, y el origen evolutivo de la humanidad, están establecidos científicamente tan firme y completamente como cualquier suceso histórico no presenciado por observadores humanos. Cualquier concesión a los anti-evolucionistas, sugiriendo que hay razones científicas para dudar del hecho de la evolución, sería propagar una vulgar falsedad.
En la abstención del yo lo que se ve es lo otro, en el suceso mismo transmutado es la inflexión del ser en el momento del olvido.
Parece un poco gafe pero como no creo en esto de la mala suerte me quedo con el hecho de que puedo estar aquí contigo contándotelo y nos podemos reír un rato
Yo que he tenido la mala suerte de que Dios se enamorara de mí. He quedado fuera del juego erótico