Las piezas del jardín eran manojos de jazmines y yo tatuada en mí tu barco divisé tu barco o elevación de vos o pensamiento en algún punto izado el cielo como matriz inversa... ¿Gravitarán las olas en tu cuerpo, siendo el deseo depresión en el montículo de sombra que da al sexo?
Sé flexible como un junco, no tieso como un ciprés
O él ha muerto o se ha parado mi reloj.
Con esta misma gracia del pájaro el circulaba por Santiago en este menester duro para el alma delicadísima. con gracia pedía, con la gracia humana y con la otra. ya parado ese callejón por nuestra capital, ya no trajina más por sus chiquillos, pero otro habrá que escoja su afán.