El tiempo huye de modo irreparable
Los hechos son el principio, el medio, el fin; hace un daño irreparable descansar sobre grandes discursos.
El silencio puede ser, entonces, tanto el corolario excelso de la lucidez como la bruma irremediable en la que se diluye la aptitud y a veces la necesidad de articular una idea o una emoción con la que dejar atrás el mundo de lo previsible y codificado.
Era, en general, toda la gente que allí habitaba gente descentrada, que vivía en el continuo aplanamiento producido por la eterna o irremediable miseria...
Decían que la atención de un vigilante disminuía cuando estaba demasiado tiempo de servicio en el mismo lugar; su percepción de los sucesos del entorno se embotaba: se volvía perezoso, descuidado y, por lo tanto, inservible para sus tareas...
¡Y pensar que algunos se asombran de que hayamos perdido las colonias! Lo que a mí me asombra es cómo no hayamos perdido, con esta burocrácia, hasta los pantalones.
Me sentía incómodo, aplastado por todo aquel aire, y perdido en el umbral de perspectivas innombrables y confusas. Pero aún sabía actuar, en aquella época, cuando era absolutamente necesario.