Como Antístenes, filósofo cínico, tuviese la capa rota y la anduviese enseñando a todos, díjole Sócrates: Por la hendidura de tu capa conozco tu vanidad. Quiso dar a entender que peor era aquella presunción que tenía enseñando su capa rota, que si trajera una vestidura más rica.
Evitad las menudas superfluidades, porque por una rendija puede naufragar un navío
...y en medio de violonchelos y pianos Carlos Gardel cantando, en la buhardilla de Benfica, Lejana Tierra Mía, con una voz que hería como un cuchillo cavando un surco entre tendones y músculos, entre huesos pulidos y cartilagos que chascaban.
Libertemos cada día nuestra ingenuidad. Lancemos la semilla al surco desconocido. Suframos, ¿Quién ha dicho que la vida es placer? Entreguémonos, ¿Qué deseamos conservar, si no logramos conservar nuestros huesos? Entreguémonos. Es el mejor medio de perdurar.
Por la abertura de la doble puerta veía chicos y chicas. Una docena de ellos estaban bailando. La mayoría, de pie los unos al lado de los otros, estaban juntos, por parejas del mismo sexo, con las manos en la espalda, e intercambiaban impresiones poco convincentes con expresión poco convencida.
Aun un espacio concebido para permanecer a oscuras debe tener la luz suficiente proveniente de alguna misteriosa abertura que nos muestre cuán oscuro es en realidad.