En aquellos días aprendí dónde hay que interrumpir la discusión para que no se transforme en embuste y dónde ha de empezar la resistencia para salvaguardar la libertad.
Es un embuste aquello de que Bolivia se hizo contra la realidad geográfica e histórica. Sólo por el capricho y la ambición de los doctores altoperuanos.
La falsedad de una idea no puede impedirle el ser bella y hay ciertos errores tan ingeniosos, que lamentaríamos que no figurasen en los pasos del espíritu humano.
Mal expresan las palabras el sentido misterioso de las cosas; siempre deforman más o menos lo que se dice, y a menudo se desliza en el discurso un dejo de falsedad o de locura.
La historia es una patraña
Una indemnización indef... en diferido, en forma efectivamente de simulación... simulación o lo que hubiera sido en diferido en partes de una... de lo que antes era una retribución, tenía que tener la retención a la Seguridad Social. http://www.publico.es/451302/barcenas-demanda-al-pp-y-desmonta-la-tesis-en-diferido-de-cospedal
No se puede establecer ninguna correlación, por ejemplo, entre el travestismo o el transgénero y la práctica sexual, y la distribución de las inclinaciones heterosexual, bisexual y homosexual no puede determinarse de manera previsible a partir de los movimientos de simulación de un género ambiguo o distinto.
Yo me ofrecí a darte lo que necesitaras, pero preferiste ganarlo haciendo algo porque eres una persona trabajadora. Cierto, sabías que estabas transportando cigarrillos, pero, si hubieras sabido que constituía un fraude fiscal, no habrías aceptado.
Lo que otorga a las acciones humanas un sabor de justicia es esa nobleza o galantería de ánimo, que se da muy raras veces, que hace que un hombre desprecie las ventajas que podría obtener en su vida como resultado del fraude o del quebrantamiento de una promesa.
La falsedad y el disimulo son útiles dentro de la vida social. Yo esta condición no la he tenido, y creo que el no tenerla me ha perjudicado más que otra cosa. También me ha perjudicado un poco, al tratar con propios y extraños, el no tener solemnidad.
Un poco de disimulo es el único vínculo sólido entre los hombres.
Yo no bebo, no fumo, no escucho la radio, no me drogo, como poco. Yo diría que mis únicos vicios son El Quijote, La Divina comedia y no incurrir en la lectura de Enrique Larreta ni de Benavente.
Los hombres de esta raza se esfuerzan por ocultar su temor aun entre ellos mismos. Los guerreros ríen y se chancean con exageración y hacen un despliegue irrazonable de conducta despreocupada. De este modo prueban lo contrario y la verdad es que su intento de disimular es infantil, tan ostensible es su comedia de no ver la verdad.
La sátira es una suerte de espejo en el que los que observan generalmente descubren los rostros de todos menos el propio, principal razón por la que es bien recibida en el mundo, y por la que tan pocos se ofenden ante ella.
En cada moda hay algo de amarga sátira respecto del amor, y en ella se emplazan, sin piedad, todas las perversiones sexuales.
Todos los conceptos de la Iglesia se hallan reconocidos como lo que son, como la más maligna superchería que existe, realizada con la finalidad de desvalorizar la naturaleza, los valores naturales; el sacerdote mismo se halla reconocido como lo que es, como la especie más peligrosa de parásito, como la auténtica araña venenosa de la vida...
Fantasía constante quise para mis páginas, y ante lo difícil que es evitar la alucinación de realidad, mácula del arte, he creado el único personaje hasta hoy nacido cuya consistente fantasía es garantía de firme irrealidad en esta novela indegradable a real...
El budismo llama mácula del espíritu, a la cólera; el maniqueísmo, raíz del árbol de muerte. Lo sé. ¿Y de qué me sirve?
Me meto en este berenjenal por competencia desleal. Porque la farsa y la mascarada son mi terreno, y la política debería ser el arte de la sensatez.
Nuestro mundo civilizado no es más que una mascarada donde se encuentran caballeros, curas, soldados, doctores, abogados, sacerdotes, filósofos, pero no son lo que representan, sino solo la mascara, bajo la cual, por regla general, se esconden especuladores de dinero