Cuando un enemigo intenta combatirme, es decir al universo mismo, tiene que destruir la armonía del universo. Por tanto, en el momento que tiene la intención de batirse conmigo, ya está vencido. El aikido es no-resistencia y como tal siempre es victoriosa.
Las terminaciones sonoras y las maravillosas cadencias del italiano prestan belleza y armonía aun a las cosas más vulgares, y encierran en un marco noble y voluptuoso los asuntos que ya por sí mismos son bellos.