Para quien se siente solidario con el destino de este mundo, el choque de las civilizaciones le resulta angustioso
Cuán triste, largo y cansado, cuán angustioso camino, señala el Ente divino al infeliz desterrado.
Yo le agradezco, en nombre de los tres comandantes y de las fuerzas armadas, que son de ustedes, no son nuestras, las fuerzas armadas argentinas pertenecen a pueblo de la nación. Esta manifestación de sentimiento y de alegría, que hoy todo el pueblo argentino comparte después de 150 años, de lamentable claudicación. Gracias Señores
Es lamentable que, puestos a crear absurdos como el ombligo, Dios no haya provisto al cuerpo humano de bolsillos.
¡Trabajadores de mi Patria!: Tengo fe en Chile y en su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se abrirán de nuevo las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor. ¡Viva Chile!, ¡viva el pueblo!, ¡vivan los trabajadores!
No hay nada tan amargo como estar largo tiempo pendiente de una promesa.
El uso indiscriminado de la violencia de uno y otro signo, sumió a los habitantes de la Nación en una atmósfera de inseguridad y de temor agobiante
Sustituir el amor propio por el amor a los demás es cambiar un tirano insufrible por un buen amigo
Calificando la política republicana de izquierdas: política tabernaria, incompetente, de amigachos, de codicia y botín, sin ninguna idea alta; en sus diarios, una y otra vez, trata a los políticos que le rodean de obtusos, loquinarios, botarates, gente impresionable, ligera, sentimental y de poca chaveta, insufrible por su inepcia, injusticia, mezquindad o tontería.
El hombre es el único ser sensible que se destruye a sí mismo en estado de libertad.
El mundo exterior pasaba a segundo plano ante las demandas de los estómagos vacíos, y la vida venía a condensarse en dos ideas unidas: procurarse alimento y comer. ¡Comida! ¡Comida! ¿Por qué el estómago tenía la memoria más sensible que el cerebro?
Qué me importa a mí el deplorable parloteo de las caóticas y planas cabezas norteamericanas.
Se conocen infinitas clases de necios; la más deplorable es la de los parlanchines empeñados en demostrar que tienen talento.