Amor Eterno Podrá nublarse el sol eternamente; Podrá secarse en un instante el mar; Podrá romperse el eje de la tierra Como un débil cristal. ¡Todo sucederá! Podrá la muerte Cubrirme con su fúnebre crespón; Pero jamás en mí podrá apagarse La llama de tu amor
Podrá nublarse el sol eternamente, podrá secarse por un instante el mar, podrá romperse el eje de la tierra como un débil cristal... ¡Todo sucederá! Podrá la muerte cubrirme con su fúnebre crespón, pero jamás podrá apagarse en mi la llama de tu amor
El doctor se puso en pie, blanco como un cadáver, y esbozó una deplorable sonrisa de hiena; pero no intentó resistirse. Incluso, sin soltar la estilográfica, ofreció sus manos al policía para que lo esposara adecuadamente. Tenía cierta expresión canina en los ojos y mostraba, ya sin ningún disimulo, sus dientes minuciosamente afilados.
Qué me importa a mí el deplorable parloteo de las caóticas y planas cabezas norteamericanas.
Es funesto que nos acostumbremos a reconocer como ejemplos de sana belleza algunas obras clásicas, que acaso son objetivamente muy valiosas, pero que no causan deleite.
En el odio nazi no hay racionalidad: es un odio que no está en nosotros, está afuera del hombre, es un fruto venenoso nacido del tronco funesto del fascismo pero está afuera y más allá del mismo fascismo.
El demonio entiende. ¡Es un ángel! El que no entiendes eres tú. Que no entiendes ni de gracia, ni de pecado, ni de infierno, ni de gloria. No entiendes una palabra. Aceptas la tentación creyendo que eso merece la pena. Has hecho el primo de la manera más lamentable y más vergonzosa.
Es lamentable que, puestos a crear absurdos como el ombligo, Dios no haya provisto al cuerpo humano de bolsillos.
No voy a decir que lo repetiría, pero me vino bien. Me movía por inercia, no tuve ni un mes para pararme a reflexionar. Gracias al desafortunado incidente, llegué a mi casa y me planteé muchas cosas de mi vida.
Quien al poder se acoja de un malvado, será, en vez de feliz, un desdichado
En un mundo feo y desdichado el hombre más rico no puede comprar nada más que fealdad y desdicha
El camino más largo tiene su fin; la noche más lúgubre acaba con la llegada de la mañana. El paso eterno e inexorable del tiempo siempre acerca el día de los malvados hacia la noche eterna y la noche de los justos hacia el día eterno.
Siglo de los extremismos, en el que los vicios humanos han alcanzado niveles abismales. En su opinión, se trata de un siglo de grandes progresos crecimiento económico sin precedentes, si bien las zonas urbanas míseras afrontaron un lúgubre panorama de hacinamiento y enfermedades generalizadas vinculadas a la pobreza y al ambiente insalubre