Contemplando desde la ventana la fantasía de luz y color del resplandeciente mundo en que me desenvuelvo, totalmente desprovisto de ternura y de quietud, siento un repentino anhelo de paz, de comprensión.
La capacidad de un hombre puede ser grande o pequeña, pero basta con que tenga este espíritu para ser hombre de elevados sentimientos, hombre íntegro y virtuoso, hombre desprovisto de intereses triviales, hombre de provecho para el pueblo.
Aun falsas y producto de mi idealismo, me apasionan las imágenes que inconscientemente fragüé, y nada me haría renunciar a ellas, porque sin ellas me sentiría despojado y hueco.
Si la mujer que ha perdido la confianza en su marido es desdichada, más lo será el marido que ha sido despojado de esa confianza.
Ciertas personas, en el afán de querer construir un mundo donde ninguna amenaza externa pueda penetrar, aumentan exageradamente sus defensas contra el exterior y dejan su interior desguarnecido
Esas acciones tan poco nobles no me producen más que pesadumbre. Cuando veo que hay personas que engañan ante los mismos ojos de todos y que no son castigadas con el desprecio general, no sé lo que me ocurre, me pongo mala. Pienso, pienso...y poco faltó para que rompiera a llorar.
Si planeo mi conducta no respeto lo que soy, y falto de confianza en mis medios, prefiero sujetarme a reglas. De otro modo, podría tropezar y actuar como un ser humano.
La ley se ha pervertido bajo la influencia de dos causas muy diferentes: el egoísmo carente de inteligencia y la falsa filantropía.
Habían cerrado las puertas enseguida pero el tren no se puso en marcha hasta por la tarde. Nos habíamos enterado con alivio de nuestro destino. Auschwitz: un nombre carente de cualquier significado entonces para nosotros pero que tenía que corresponder a un lugar de este mundo.
Por muy elevado que la fortuna haya puesto a un hombre, siempre ha necesitado a un amigo.
Una sublevación de cuarteles ha lanzado del poder a un partido y ha instalado a otro. Esta operación ha necesitado ciento cincuenta heridos y sesenta muertos.
Si ser pacifista es tener claro el valor de la paz, lo soy seguro; pero lo soy yo y todo aquel que ha estado cerca de la guerra Quien conoce el horror de la guerra, conoce el valor de la paz.
Nunca nada es tan claro como se ve en el cine. La mayoría de las personas no saben lo que desean o lo que sienten. Solamente en las películas se sabe bien cuáles son los problemas y cómo resolverlos.
El contraste entre la interpretación publicitaria del mundo y la situación real del mundo es tremendo, y a veces se pone brutalmente de manifiesto en las revistas ilustradas de actualidad.
El movimiento de mayo y junio del 68 en Francia, con sus aspectos confusos y anárquicos y su inconclusión, no dejó de contribuir a poner de manifiesto los rasgos de debilididad de ese Estado, tras su aparente omnipotencia.
Si ninguno pudiera intercambiar, si todo hombre estuviera forzado a ser completamente autosuficiente, es obvio que la mayoría de nosotros se moriría de hambre, y el resto escasamente podría mantenerse en vida. El intercambio es la sangre vital, no sólo de nuestra economía, sino de la civilización misma.
¿No es obvio que el pasado comienza hace un instante? El pasado muerto es sólo otro modo de designar el presente vivo.
Todo curiosamente se va ajustando, serenando. Las incógnitas sombrías que se alzaron al comienzo del viaje se han ido despejando hasta llegar al escueto panorama presente.