Oh, mira, mira en la lejanía, los espejos del pasado...Vas, con tu barca encantada, con tu alma que no entiende...Como es el surco de la luz...Nena, líbrame ya, líbrame de ti...
La brisa buena sopló, la espuma blanca voló, el surco seguía libre detrás; éramos lo primero que alguna vez irrumpía dentro de ese mar silencioso.