Mi cuerpo es una sola verdad y cada músculo resume una experiencia de entusiasmo.
Si le ponemos a un chico una pulsera de plomo en su muñeca, estaremos hostigando a ese brazo. Todo le va a costar, desde lavarse los dientes hasta saludar. Si después de un año lo liberamos de ese peso extra, notaremos que ese brazo es mucho más fuerte que el otro. El brazo hostigado creció mucho más que el brazo no hostigado. Hemos agredido, hemos profanado ese músculo y lo hemos hecho crecer.
En los festines acuérdate que tienes dos invitados: el cuerpo y el alma. Lo que des al cuerpo lo perderás; lo que des al alma lo conservarás eternamente.
La vía del samurái es imperativa y absoluta. La práctica, al venir del cuerpo a través del inconsciente, es fundamental en ella. De aquí la gran importancia dada a la educación del comportamiento justo.
La transmutación parcial se acepta, porque la materia no desaparece
La acción social en materia de vivienda deberá asegurar a los habitantes la posesión de una vivienda adecuada, higiénica y económica. La vivienda en su condición de propiedad individual tiene una función social que cumplir, y por ello ha de ser considerada bien de familia, garantizando el Estado su condición de tal.
El diente muerde la fruta envenenada, la fruta muerde el diente envenenado, el veneno muerde la fruta y muerde el diente mordiéndose, el diente, ya descubre la deliciosísima pulpa de la nada.
Una mano invisible acaricia calladamente la pulpa triste de los mundos rodantes. Alguien, a quien no comprendo, me macera el corazón de dulzura.
La función de la supresión de la sexualidad infantil y adolescente es facilitar a los padres la sumisión de los niños a su autoridad
El erotismo es a la sexualidad lo que la ganancia a la pérdida.
La espiritualización de la sensualidad se llama amor.
La seducción de los sentidos es tan penetrante, los caprichos de la imaginación son tan violentos, que el espíritu se forja un sueño lleno de deleites, transportes y éxtasis o, por lo menos, una novela de sensualidad viva y variada; luego, en la ocasión propia, el torrente contenido se desborda, rompiendo los diques de la ley y el deber.
Denme la tormenta y la tempestad del pensamiento y la acción, más que la calma chicha de la ignorancia y la fe.
No ha cambiado el mismo espíritu que tenía, me gustaba más un micrófono que un chupete