La historia está llena de gente que fue a la cárcel o se quemo en la hoguera por proclamar sus ideas.
El futuro se presentaba ante él como una sentencia, pero no de cárcel sino de palabras interminables, plagada de subordinadas innecesarias, como solía decir con ácida ironía en los bares y los pubs del campus que frecuentaba. No es que el futuro que le esperaba le entusiasmara precisamente.
Así es el ser humano. Comenzad a alabarlo y entonces ya podéis hacer con él lo que se os venga en gana, pues os lo habéis metido en el bolsillo
Pero en este momento nos encontramos en la situación del detective que sabe que un hombre va a cometer un asesinato. Ni siquiera sabe con seguridad si lleva o no una pistola. No puede hacer nada, excepto seguirle y esperar a que saque el arma del bolsillo y apunte. Entonces, y sólo entonces, el detective puede dispararle o detenerlo.
Con ETA sólo cabe la vía penal o meter los tanques.
Aprende de mí que un hombre prudente, que ha escuchado una acusación penal relacionados con tantos pormenores absurdo deja de ser prudente cuando se hace a sí mismo el eco de lo que ha escuchado, ya que si la acusación debía ser un factor calumnia, el orador A sí mismo convertido en el cómplice de la slanderer.
El insulto, el presidio y la amenaza de muerte no pueden impedir que el utopista sueñe...