Sus pechos nadaron hacia mí como dos peces de morro rosado, y Brenda me permitió sostenerlos. Luego, en un instante, fue el sol quien nos besaba a ambos y ya estábamos fuera del agua, demasiado satisfechos mutuamente como para sonreír.
Primero, creía que Zapatero se lo tomaba en serio. Después, pensé que no se enteraba. Y ahora pienso que tiene un morro monumental.
En uno de los extremos del pueblo, de casas bajitas, un perro se quejaba del frío y de la soledad, y, levantando el hocico hacia su dios, le daba su elocuente opinión sobre el mundo tal como él lo veía.
¡Qué fríos son, esos sabios! ¡Que el rayo caiga sobre sus alimentos para que su hocico aprenda a comer fuego!
Y así, una vez más, el grupito partió de viaje, con el León marchando majestuosamente al lado de Dorothy. Al principio, a Toto no le agradó este nuevo compañero, porque no podía olvidar lo cerca que había estado de ser víctima de las enormes fauces del felino; pero al cabo de un tiempo se sintió más tranquilo y al fin se hizo muy buen amigo del León Cobarde.
Ha llegado la hora de matar al dragón, de acabar para siempre con el monstruo de las fauces terribles y los ojos de fuego. Hay que matar a este dragón ya todos los que a su alrededor se reproducen. Al dragón de la culpa y al dragón del espanto, al del remordimiento estéril, al del odio, al que devora siempre la esperanza, al del miedo, al del frío, al de la angustia.
Tan pronto como te ocupas del bien y el mal de tus semejantes, creas una abertura en tu corazón por la que entra la malicia. Examinar, competir y criticar a otros te debilita y te derrota.
Aun un espacio concebido para permanecer a oscuras debe tener la luz suficiente proveniente de alguna misteriosa abertura que nos muestre cuán oscuro es en realidad.
La ilusión de libertad continuará mientras sea rentable dicha ilusión. Cuando sea muy cara de mantener, bajarán el escenario, cerraran las cortinas y sacarán las sillas, y podrás ver el agujero en la pared del teatro
La vida con sus crías otras veces tiene cara de espejo: nada y todo. Tiene cara también de estar soñando un sueño más profundo que un agujero negro.
Le quiero abrir un boquete al sistema político por donde yo quepa
Bajo un sistema de laissez faire el nivel del empleo depende en gran medida del llamado estado de la confianza. Si tal estado se deteriora la inversión privada declina, lo que se traduce en una baja de la producción y el empleo (directamente y a través del efecto secundario de la reducción del ingreso sobre el consumo y la inversión).
El ingreso casi nunca excede el desarrollo personal. Lo que Ud. Consigue depende directamente de lo que Ud. Haya llegado a ser. El gran reto es llegar a ser todo lo que se es capaz de ser. Es increíble lo que se transforma el espíritu cuando el potencial humano se desarrolla al máximo, y uno se extiende hasta el límite.
Gale, a quien nunca he visto llorar, tiene lágrimas en los ojos. Para evitar que se derramen, me inclino hacia delante y presiono mis labios contra los suyos. Sabemos a calor, cenizas y miseria. Es un sabor sorprendente para un beso tan suave.
Todo lo que el deseo unta en mis labios: la dulzura soñada de un contacto, el sabido sabor de la saliva.
Yo fui también, antaño, un columpiador de árboles; muy a menudo sueño en que volveré a serlo, cuando me hallo cansado de mis meditaciones, y la vida parece un bosque sin caminos donde, al vagar por él, sentirnos en la cara ardiente el cosquilleo de rotas telarañas, y un ojo lagrimea a causa de una brizna, y quisiera alejarme de la tierra algún tiempo, para luego volver y empezar otra vez.
El ojo del ser humano es como un microscopio que le hace ver el mundo más grande de lo que realmente es
Cuando una nación está en crisis, el FMI toma ventaja y le exprime la última gota de sangre. Prenden fuego, hasta que finalmente la caldera explota. Han condenado pueblos a la muerte. No les preocupa si la gente vive o muere. Las políticas socavan la democracia (...) es un poco como la Edad Media o las Guerras del Opio.
La caldera le dijo a la sartén: ¡Apártate de mí, cara sucia!
El trabajo del pensamiento se parece a la perforación de un pozo: el agua es turbia al principio, mas luego se clarifica.
La adición de sonido a las películas sería como ponerle lápiz labial a la Venus de Milo.
Con un brazo me mantiene sujeta, pegada a él, y con los dedos de la otra mano me recorre suavemente la cara para asegurarse de que no me he hecho daño. Su pulgar me roza el labio inferior y contiene la respiración. Me mira fijamente a los ojos, y por un momento, o quizá durante una eternidad, le sostengo la mirada inquieta y ardiente, pero al final centro la atención en su bonita boca.
Ya el mudo labio con silencio aboga, porque a las armas hoy cede la toga.