Los de mentalidad reducida se parecen a las botellas: cuando menos tienen, más bulla hacen.
Los pastusos deben ser aniquilados, y sus mujeres e hijos transportados a otra parte, dando a aquel país una colonia militar. De otro modo Colombia se acordará de los pastusos cuando haya el menor alboroto o embarazo, aún cuando sea de aquí a cien años, porque jamás se olvidarán de nuestros estragos aunque demasiado merecidos
Que la eternidad fluya por mis manos y en los labios el alboroto colosal del cosmos.
Soy huérfano. Deambulo por el Dunsboro colonial con los pollos deformes de nacimiento, los ciudadanos drogadictos y los niños de la excursión que creen que este jaleo tiene algo que ver con el pasado real. Uno puede fingir. Uno puede engañarse, pero no se puede recrear lo que ya terminó.
Silencio. ¡Cuán bello el silencio! Pero hay que aquietar este mundo interior. Hay muchos que gritan ahí dentro. El silencio es una conquista. No es el ruido externo lo que nos aturde; es el grito de las pasiones. No es aislarse; es desprenderse; el silencio no es un don sino un fruto difícil. Este silencio físico es apenas un medio para acallar la propia algarabía
No hay que escuchar a quienes digan que la voz del pueblo es la voz de Dios, porque la algarabía de la masa siempre está cerca de la locura.
Ninguna cosa despierta tanto el bullicio del pueblo como la novedad.
No hay por qué ser esclavos de esos fingidores, que hay tantos falsos devotos como falsos valientes, y así como no se ve qué, allí donde el honor los conduce, los verdaderos valientes sean los que más bullicio hacen, así los buenos y verdaderos devotos, merecedores de que se sigan sus huellas, no son los que tanto gesticulan.
Cuando se está cerca, se debe parecer lejos, cuando se está lejos, se debe parecer cerca. Se muestran carnadas para incitar al enemigo. Se finge desorden y se lo aplasta.
Estoy aquí para recordarte el desorden que dejaste cuando te fuiste. No es justo negarme a la cruz que cargo y que me diste cuando te fuiste. Tú, tú, ¡Tú lo debes saber! (You Oughta Know - 1995).
Vivir es desviarnos incesantemente. De tal manera nos desviamos, que la confusión nos impide saber de qué nos estamos desviando.
Hombre que vais por el mundo: atended y entended. El tiempo de la confusión es ya en ustedes. Aún resta un tiempo... Comprende, observad, entended. Ya la gente cayó en la imitación pueril, en el vulgar inicuo, en la jactancia banal, en la ignorada desvergüenza; desubicada corre tras el oro por él robará, estafará, la ganará, en bien o mal hasta él... ¡Basta! El oro en castigo: ¡caerá!