La vida es la guerra: peleando vivimos, peleando moriremos, y si fuera por nosotros, la tumba sería un campo de batalla
Mi amor...Mi fe...Instilarán en tu pecho una calma preternatural. Descansarás por el cuidado...Te pondrás mejor...Y si no, Helen, si murieras....Entonces al menos aferraría yo tu mano querida en la muerte, y gustosamente...Oh, alegremente, descendería contigo a la noche de la tumba
Manos enjoyadas del rubí de mi deseo, la perla de mi tristeza y el diamante de mi beso: llevad a la fosa misma un pétalo de mi cuerpo, manos que sois la vida, manos que sois ensueño.
Pero cuanto más se abren ante mí las tinieblas del fascismo, más claro veo que lo humano es indestructible y que continúa viviendo en el hombre, incluso al borde de la fosa sangrienta, incluso en la puerta de las cámaras de gas.
Un salto corto es sin duda más sencillo que uno largo, pero nadie que quisiera cruzar un foso ancho empezaría por saltar hasta su centro.
No hay muro, por alto, ancho o largo que sea, y cualquiera que sea el material que lo conforme, que pueda imponerse al sueño de una vida mejor. No hay muro ni foso que prevalezcan frente al intento de conquistar un futuro en bienestar.