Observé que, por definición, los críticos no tienen imaginación y es normal. Un crítico demasiado imaginativo ya no podría ser objetivo. Precisamente la ausencia de esa imaginación es lo que les hace preferir las obras muy sobrias, muy desnudas, las que les dan la sensación de que podrían ser casi sus autores.
La creencia religiosa exige un vasto esfuerzo de compromiso imaginativo y emocional, lo que es bastante difícil si uno todavía esta atontado por las pastillas de la noche anterior.
Existen dos causas importantes que dan al socialismo utópico inglés su carácter peculiar: la revolución industrial con su cortejo de miserias para la naciente clase proletaria y el desarrollo de una nueva rama de la ciencia: la economía política.
El fascismo no es una iglesia, sino más bien una palestra. No es un partido, es un movimiento. No tiene un programa utópico para el año dos mil, por la sencilla razón de que el Fascismo construye día a día el edificio de su voluntad y de su pasión
El insulto, el presidio y la amenaza de muerte no pueden impedir que el utopista sueñe...