El líder tiene que ser práctico y realista, sin embargo, debe hablar la lengua del visionario y del idealista.
El individuo idealista de los religiosos, puesto que está dotado de un alma inmortal, es infinito y completo en sí; por consiguiente no tiene necesidad de nadie, ni aún de dios, y con más razón no tiene necesidad tampoco de otros hombres; por lo tanto es el egoísmo personificado, el ser antisocial por excelencia.
Un idealista es alguien que no encontrará dificultad alguna a la hora de dibujar una circunferencia cuyo radio sea infinito.
El candidato republicano con esa posición extrema, opuesta a cualquier propuesta más sensata y razonable por parte de su oponente, sería presentado ante el electorado como el hombre fuerte, previsor y duro que Estados Unidos necesita frente a todo peligro imaginario o real. Esa es la buena nueva que obsequiaron a todos los habitantes del planeta desde Filadelfia.
El escenario de mi cuento es esta tierra, en la que actualmente vivimos. Pero el período histórico es imaginario
No juego al ajedrez, lucho en ajedrez. Por consiguiente, trato de combinar la táctica con la estrategia, lo fantástico con lo científico, lo combinativo con lo posicional, y trato de responder a las demandas de cada posición específica
Los seres superiores creados por la fantasía religiosa no son más que el reflejo fantástico de nuestra propia esencia.