Lo bello es superior a lo sublime, porque es permanente y no sacia, mientras que lo sublime es relativo, pasajero y violento.
No existe la tragedia, sino lo inevitable. Todo tiene su razón de ser: solo se necesita distinguir lo que es pasajero de lo que es definitivo. ¿Que es lo pasajero? Lo inevitable - ¿Y lo definitivo? Las lecciones de lo inevitable.
La ciudad pensara entonces que no somos un visitante como cualquier otro. Y abrirá las puertas de lo invisible que sustraía a las otras miradas
Hoy, juro por mi hijo que he ido a celebrar el gol con él, que está siempre detrás del equipo visitante (aquel día, el Villarreal). Espero que cuando uno jura por su hijo, como mínimo le crean. Soy un padre loco por sus hijos y no jugaría más si no fuera verdad
El caminante que sube a una montaña se vuelve dueño de sí mismo y responsable de su propia vida: no está sometido a los caprichos de los elementos como el navegante aventurero sobre los mares; menos aún como el viajero transportado en ferrocarril, simple carga humana facturada, etiquetada, controlada y expedida a hora fija bajo la vigilancia de un empleado uniformado.
El aventurero actual ha aprendido a contentarse con sombras de emoción. La televisión y el cine son sus melancólicos proveedores de asombro.
Me siento navegante, o mejor, explorador del inmenso universo del arte. El artista es un descubridor, busca las llaves para abrir la puerta de las emociones y de las sensaciones. El arte es un lugar donde racionalidad, fantasía, verdad y ficción se esposan creando una mezcla explosiva.
Soy un explorador solitario que perdió la brújula y el mapa.
La vida quizá es una larga calle por la que pasa cada día una mujer con una cesta, quizá es la cuerda con la que un hombre se cuelga de un árbol. La vida quizá es el niño que vuelve de la escuela, quizá es ese cigarrillo que se enciende en la pausa entre dos abrazos o esa mirada absorta del transeúnte que se quita el sombrero y saluda: ¡buenos días! Con una sonrisa insignificante.