A mí, cuando veo un muerto, la muerte me parece una partida. El cadáver me da la impresión de un traje abandonado. Alguien se fue y no necesitó llevar aquel traje único que había vestido.
La impresión de un estar ya pasado de moda puede solamente aparecer cuando entra en contacto en cierta forma con aquello que es más actual.
La televisión construye la realidad, provoca el shock emocional y condena prácticamente al silencio y la indiferencia a los hechos que carecen de imágenes.
Yo soy un capricho de la naturaleza, siempre he recibido miradas de shock (u horror), dependiendo de cómo se mire, porque tengo entendido la manera en que miro no coincide con mi forma de sonido. Así que este álbum es básicamente acerca este tipos de personas. Supongo que se podría decir que estoy contando su historia, así como la mía.
Toda mujer bella lleva en sí, como una lesión del alma, el resentimiento. Es una resentida contra si misma.
Sí, sí, el ataque de celos es una enfermedad como la peste, como el tenebroso esplín, como las fiebres, como la lesión cerebral. Consume como la fiebre; posee su ardor, su delirio, sus pesadillas y sus vestigios. ¡Dios os libre, amigos míos!
Ibas caminando hacia el misterio. Yo salí a su encuentro y te alcancé... Triste, cruzabas por la vida y al ver tu almita herida te acompañé...
Y, ¿Con qué aliciente? La gloria. ¡Oh! ¡La gloria, que casi siempre arroja sus laureles sobre el ataúd, donde han caído derribadas por el hambre del cuerpo ó los supremos dolores del alma! No importa. Con la planta herida por los abrojos del camino y la frente iluminada por los resplandores de la fe en los destinos humanos, ellas las obreras del pensamiento, continuarán laborando.