Este tratamiento insensible, sádico y villano contra los judíos, que ahora ha durado varios años -- con su objetivo final de la extirpación - es la mancha más grande en el honor de Alemania. Nunca podrán borrar estos crímenes.
Todo eso está muy bien -prosiguió Bond-, El héroe mata a dos villano. Pero cuando el héroe Le Chiffre empieza a matar al villano Bond y el villano Bond sabe que él no es ningún villano, entonces ves la otra cara de la moneda. Héroes y villano se confunden entre sí.
¿Es acaso el mar con sus aguas pobladas de vidas, con sus playas, que fueron los primeros caminos empleados por el hombre, y su superficie infinita excitando en el bárbaro el deseo de recorrerla de una a otra orilla?
La propiedad territorial fácil y barata debe ser la enseña de leyes venideras, para vencer en su nombre y con su obra el desierto, cambiando el aspecto bárbaro de nuestras campañas.
Componer no es difícil, lo complicado es dejar caer bajo la mesa las notas superfluas.
¿Para qué convertir a los niños en malos fonógrafos, para qué profanar su tierna inteligencia? Basta excitar su curiosidad libre, mantener la elasticidad de su ingenio nativo, tan fácilmente asfixiado bajo las idiotas lecciones de texto; basta conservar el juego de su salud mental.
La plegaria es la primera y la última lección para aprender el noble y bravío arte de sacrificar el ser en los variados senderos de la vida.
Todo está bien, ya soy un poco dios en esta soledad, con este orgullo que ha tendido a las horas una ballesta de palabra.
La impresión que tuve la primera vez que fui a Inglaterra es que, quitando las elites de las grandes ciudades y a Newton y Darwin, son unos bárbaros. Claro que eso es mucho quitar, pero los ritos antiguos, las familias comiendo un pedazo enorme de pierna de cordero, el modo de comportarse, el tipo burdo de trato... Y no digamos los alemanes.
¡Qué lástima, hombre, que para el intercambio de ideas nos vemos obligados a recurrir a los servicios de un intercambio tan burdo e infiel como es la palabra!
La civilización es precisamente el esfuerzo por ir más allá de la propia cultura, lo que hace sentir curiosidad e interés por otras. A quien se encierra en los usos que conoce, los considera sin disputa preferibles a todos los restantes y muestra antagonismo cerril hacia las formas de comportamiento humano que no comparte, siempre se le ha llamado bárbaro, nunca civilizado.
El máximum del arte pedestre estaba allí, en ese cuadro de La mujer hidrópica, pintado sin pretensión alguna, pero con una nobleza que lo supera todo, una cantidad de matices tal que no se puede imaginar que un ojo humano los hubiera advertido. La fotografía jamás será capaz de sutilezas semejantes. Es la voluptuosidad total.
Por mucho que se enmascare con un esteticismo hortera o con un flato poético, una corrida de toros en directo o en diferido es el espectáculo basura por excelencia, aunque lo presida el Rey de España y le guste a algún chino.