Cuando uno ama, todo es amor, aunque vaya unido al dolor y al aborrecimiento
Agradece, como un favor muy especial, ese santo aborrecimiento que sientes de ti mismo.
Sigue tus deseos mientras vivas y no hagas más de lo que es debido; no disminuyas el tiempo de seguir tus deseos, ya que desperdiciar el tiempo es una abominación para el espíritu... Cuando ganes riquezas, sigue tus deseos, ya que la riqueza no es ganancia si uno está inactivo.
De tantas amenazas ofendidos, ya con rabia y furor llegan a asirse, con piernas y con brazos atrevidos, queriendo en fiera lucha preferirse; ya con desnudas manos desasidos, con tanta prisa llegan a herirse, que no el granizo de la nube espesa con tanta furia baja y tanta priesa.
Si quieres ser justo, a nadie aborrezcas; la justicia de los que odian es la rabia de los fariseos.
Quien nos reduce a sombras en la sala de juego es una sombra él mismo menos libre que otras, una condensación de absurdos personajes algo como el horror de un álbum de familia.
Cuando el impulso de jugar repentinamente invade a un adulto, esto no significa recaída en la infancia. Por supuesto jugar siempre supone una liberación. Al jugar los niños, rodeados de un mundo de gigantes, crean uno pequeño que es el adecuado para ellos; en cambio el adulto, rodeado por la amenaza de lo real, le quita horror al mundo haciendo de él una copia reducida.
El encono de ciertas mujeres contra las que tienen la desgracia de amar es una prueba del daño que hace, interiormente, la castidad.
No hay mejor amor que el que nunca ha sido. Los romances que alcanzan a completarse conducen inevitablemente al desengaño, al encono o a la paciencia; los amores incompletos son siempre capullo, son siempre Pasión.