Un faro latía en las rocas, azulando la noche con una pupila que se abría y cerraba al iluminar los árboles, las dunas y un haz de sombras que se desplazaba despacio, sembrado de escamas.
En ciencia, como en religión, la verdad resplandece como un faro mostrándonos el camino; no pretendamos alcanzarla, es mucho mejor que se nos permita ir en su búsqueda.