-Cristiano o anarquista: hay en él un instinto de causalidad que le impulsa a discurrir que siempre tiene que haber alguien que tenga culpa de mi malestar.
La toda tuya vida es como cada ola: saber matar, saber morir, y no saber retener su caudal, y no saber discurrir y volver a su principio, y no saber contenerse en su afán...
Las personas tienen que ser disuadidas de golpear hacia fuera sin reflexionar sobre sí mismas.*
En ajedrez de nada sirve pensar; hay que reflexionar antes.
Para qué volver sobre el hecho sabido de que cuanto más se parece un libro a una pipa de opio más satisfecho queda el chino que lo fuma, dispuesto a lo sumo a discutir la calidad del opio pero no sus efectos letárgicos
Teníamos el cielo allá arriba, todo tachonado de estrellas, y solíamos tumbarnos en el suelo y mirar hacia arriba, y discutir si las hicieron o si acontecieron sin más.
Quizás la última moda cultural contra la cual uno puede argumentar sea Karl Marx. ¿Pero Freud o Rawls?. argumentar con tales personas es concederles la premisa que ellos tratan de refutar con todo su esfuerzo: Que la Razón tiene algo que ver con sus teorías.
Creo que uno de los progresos más notorios es que ya no se siente la necesidad compulsiva de argumentar o justificar las cosas. Estamos mucho más dispuestos a admitir que ciertas cosas son instintivas y otras son intelectual.
Puede parecer contraproducente argüir que la felicidad y los negocios tienen algo que ver entre sí, pues para la mayoría de las personas, el trabajo en el mejor de los casos, es un mal necesario, y en el peor, una carga. Sin embargo, ambas cosas están inextricablemente unidas.
Ayer estuvo el diablo aquí, en este mismo lugar. ¡Huele a azufre todavía esta mesa donde me ha tocado hablar! Ayer, señoras, señores, desde esta misma tribuna el señor Presidente de los Estados Unidos, a quien yo llamo «el diablo», vino aquí hablando como dueño del mundo, como dueño del mundo. Un psiquiatra no estaría demás para analizar el discurso de ayer del Presidente de los Estados Unidos.
Uno debe aprender a analizar con seguridad, y luego poner plena confianza en el computador con que la naturaleza nos ha dotado.
No hay ninguna filosofía de la vida que un hombre razonable no pueda fundamentar de manera convincente.
La vía del Arte se ha de fundamentar no sólo en las emociones burdas y ni siquiera en los sentimientos, sino que ha de desarrollar la intuición de los Arquetipos, de las Ideas Primeras que, en su perfección, incluyen por lógica la Belleza
El hombre está ligeramente más próximo al átomo que a las estrellas.... Desde su posición central el hombre puede examinar las obras más grandes de la Naturaleza junto al astrónomo, o las obras más diminutas junto al físico.... El conocimiento de las estrellas pasa por el átomo; y el importante conocimiento sobre el átomo se ha alcanzado a través de las estrellas.
Vergüenza es, ¡oh Cátulo!, que tú, a quién incumbe examinar y corregir las vidas de todos nosotros, te dejes seducir de nuestros dependientes
La fe es un hecho en los que la poseen. Y les resulta inútil disertar sobre ella a aquellos que no la tienen.