La lucha contra la libertad se reproduce a sí misma, en la psique del hombre, como la propia represión del individuo reprimido, y a su vez su propia represión sostiene a sus dominadores y sus instituciones. Es esta dinámica mental la que Freud revela como la dinámica de la civilización.
La naturaleza y el júbilo de la libertad empiezan únicamente cuando las facultades bien integradas de la psique encuentran y establecen un mundo en el cual producen su fruto específico y propio.
Como artista mi autoestima proviene de realizar mi trabajo. No necesito ser rica pero necesito mucho aliento. No puedo permitir que mi vida intelectual o emocional se estanque, o mi trabajo sufrirá. Mi vida y mi temperamento sufrirán: si no puedo crear me pongo de mal humor.
Prácticamente, se puede considerar anarquista a todo individuo que, a causa de su temperamento o de una reflexión seria y consciente, repudia toda autoridad o coerción externa, sea de orden gubernamental, ético, intelectual o económico
Pequeños actos amables, pequeñas cortesías, pequeñas consideraciones, pequeña benevolencia, cuando se practican habitualmente, dan mayor encanto al carácter que grandes conferencias, oratoria, discursos y exhibición de talentos desde el estrado.
Los antiguos decían que un discurso adornado no tenía costumbres, es decir, que no expresaba el carácter y las inclinaciones de quien hablaba.
La cultura es cosa muy distinta. Es organización, disciplina del Yo interior, apoderamiento de la personalidad propia, conquista de superior conciencia por la cuál se llega a comprender el valor histórico que uno tiene, su función en la vida, sus derechos y sus deberes
Si la personalidad humana no adquiere toda su fuerza, toda su potencia, entre las cuales lo lúdico y lo erótico son pulsiones fundamentales, ninguna revolución va a cumplir su camino