Él no confiaba en nadie. Era como un gato, según su propia confesión, un depredador solitario. No obstante, esa noche se había tenido que comunicar conmigo; hasta cierto punto se había descubierto al decirme la verdad.
El amor es un golpe, seco, callado, intenso. Nos deshace en partículas a segundo por beso. El amor no descansa, depredador maltrecho, corazón todo bosque: es el lobo del cuento.