No es la felicitación de los devotos ni la de los partidarios la que te ofrezco, ellos no existen, sino la de los hombres comunes, en una ciudad común.
Sentencias latinas, dichos históricos, versos célebres, máximas jurídicas, máximas, es de buen aviso llevarlas contigo para los discursos de sobremesa, de felicitación o de agradecimiento.