De modo que por fin había sucedido: estaba a punto de convertirme en ladrón, en un afanador de leche de tres al cuarto. En esto se había transformado el genio de genio pasajero, el cuentista de un solo cuento: en ladrón.
El que nace con la vocación de cuentista trae al mundo un don que está en la obligación de poner al servicio de la sociedad.
¿De qué tiene miedo? Aquí solamente estamos nosotros, el viento y los perros. La lista de los testimonios tranquilizadores no era, a decir verdad, muy feliz: el viento es parlanchín por definición, y el príncipe era a medias siciliano. De absoluta confianza solamente eran los perros y sólo porque estaban desprovistos de lenguaje articulado.
Periodista es ese tipo que escribe a toda velocidad de cosas que generalmente ignora y lo hace de noche y la mayoría de las veces cansado o borracho y que no teniendo talento para ser escritor ni coraje para ser policía se queda sólo en un chismoso o en un simple confidente.
Las ciudades obligan al crecimiento, y hacen que el hombre sea chistoso y hablador, pero todo es artificial.
La gente que ve un dibujo en The New Yorker piensa automáticamente que es chistoso porque es una caricatura. Si lo ve en un museo, piensa que es artístico; y si lo encuentra en una galleta de la suerte, piensa que es una predicción.