Cual si la Tierra fuera un cráter, vomitó del fondo de sus entrañas un ingente chorro de fuego. El suelo se elevó y fueron muy contados los espectadores que pudieron entrever, por un instante, el gigantesco proyectil, hendiendo victorioso los aires, en medio de una aureola de flamígeros vapores.
Es posible llegar a destruir un orden y establecer otro, con la consiguiente aureola revolucionaria, en nombre de una tendencia conservadora.
Dame tus sueños para hacerte una diadema
En París es distinto. La gente se aleja, la gente se va empequeñeciendo, y uno tiene tiempo, aunque no quiera, de decirle adiós. En África no, allí la gente habla, te cuenta sus problemas, y luego una nube de humo se los traga y desaparece, como desapareció Belano aquella noche, de golpe.
Si el hombre pudiera decir lo que ama,si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo como una nube en la luz