Refrénate de pronunciar palabras amenazadoras.
La existencia, en tanto humana, no puede ser muda, silenciosa, ni tampoco nutrirse de falsas palabras sino de palabras verdaderas con las cuales los hombres transforman el mundo. Existir, humanamente, es pronunciar el mundo, es transformarlo.
A mí lo que más me influye, como escritor, es la noción de montaje, el collage, el intentar articular un texto siguiendo técnicas que se acercan al cortar y pegar de la película.
El silencio puede ser, entonces, tanto el corolario excelso de la lucidez como la bruma irremediable en la que se diluye la aptitud y a veces la necesidad de articular una idea o una emoción con la que dejar atrás el mundo de lo previsible y codificado.
El amateur tiene una ventaja sobre el profesional: puede bandonar la prudencia. Puede revelar verdades inútiles y emitir teorías extravagantes.
Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.
Por acaso se oye proferir a algunos como un oráculo misterioso la siguiente proposición: El bien común prefiere al particular. Pero en la práctica nada se ve tan comúnmente sino6 que el interés del público es sacrificado al interés del individuo.
Quise gritar, pero no pude proferir ningún sonido. Esto duró algún tiempo. Por fin un reloj dio las doce, e inmediatamente vi entrar a un demonio con cuernos de fuego y una gran cola inflamada llevada por algunos diablillos que lo seguían. Ese demonio tenía un libro en una mano y una horquilla en la otra.
Dado que las verdaderas virtudes no son más que hábitos, me atrevo a decir que los verdaderos virtuosos son aquellos que las practican sin el menor esfuerzo. Estos no tienen en absoluto la idea de la intolerancia, y para ellos es para quienes he escrito.
No sé por qué me meto a hablar de cada una de las canciones cuando lo que tenía que decir de cada una de ellas, está dicho. Démosle oportunidad al surrealismo personal del que las escuche para que lo lleve al sitio que prefiera.
Al decir del ego un huracán es un fenómeno devastador, pero en lo que refiere al universo, es un evento absolutamente natural, un eslabón en la cadena sin fin de causas y efectos. El universo, al no tener ego, continúa su existencia sin emitir juicios sobre huracanes o brisas del océano.
Cualquier persona, en mar o en tierra, con un aparato sencillo y barato que cabe en un bolsillo, podría recibir noticias de cualquier parte del mundo o mensajes particulares destinados sólo al portador, la Tierra se asemejaría, pues, a un inconmensurable cerebro, capaz de emitir una respuesta desde cualquier punto
Dejemos a los envidiosos la tarea de proferir injurias y a los necios la de contestarlas.
Quise gritar, pero no pude proferir ningún sonido. Esto duró algún tiempo. Por fin un reloj dio las doce, e inmediatamente vi entrar a un demonio con cuernos de fuego y una gran cola inflamada llevada por algunos diablillos que lo seguían. Ese demonio tenía un libro en una mano y una horquilla en la otra.