Al inspeccionar un reloj, percibimos que sus diversos componentes se juntaron y encajaron con un propósito. La inferencia que hacemos es automática: que el reloj necesariamente tuvo un fabricante. Asimismo, el universo necesariamente tuvo un diseñador. Ese diseñador necesariamente fue una persona. Esa persona fue Dios.
Esto no es sino una imitación insignificante de un sistema mucho mayor cuyas leyes tú conoces, y yo no puedo convencerte de que este simple juguete no tiene diseñador y hacedor; ¡sin embargo, tú afirmas creer que el gran original del cual se tomó este diseño ha llegado a existir sin diseñador o hacedor!