Si entre no haber sido y ser hubiera el hombre podido elegir, claro es que hubiera escogido el no escoger.
Es preciso tener bien en claro esta verdad universal: sean lo que fueren las cosas en su mundo pleromático y cosístico, sólo pueden ingresar en el mundo de la comunicación y del significado merced a sus nombres, sus cualidades y sus atributos (o sea, merced a informes sobre sus relaciones internas y externas y sobre sus interacciones).
Los leñadores rodean al coloso caído; cortan las ramas y las extremidades flexibles, y luego, cuando está limpio el tronco, lo arrastran por las vertientes que rayan los flancos del monte y por las cuales corren las piedras desprendidas y las nieves fundidas en la altura.
La conciencia es como un vaso, si no está limpio ensuciará todo lo que se eche en él.
Mi alma feliz es como nuestro cuarto cálido cuando sé que está nevado y las calles se visten de blanco.