Personas supersticiosas tienen apego a las reliquias de santos y hombres devotos, por la misma razón por la que buscan símbolos e imágenes para avivar su devoción y darles una representación más íntima e intensa de las vidas ejemplares que desean imitar.
En el apego de un hombre a su vida hay algo más fuerte que todas las miserias del mundo.
El hombre que condiciona su felicidad al cumplimiento de un objetivo se hace esclavo de éste.
El hombre se autorrealiza en la misma medida en que se compromete con el cumplimiento del sentido de su vida. La mejor forma de conseguir la realización personal, es dedicarse a metas desinteresadas
Hemos logrado honrar un compromiso con el pueblo cubano, saldar una deuda histórica. El Salvador no olvida la solidaridad que siempre ha mostrado Cuba con nuestro pueblo
El poeta, el poeta libre, que no tiene compromiso más que con su honestidad, nunca tiene a quién cantarle por deber, solo tiene la concepción de la poesía como obra.
Habrá que demostrar que la virtud no es el sentimiento habitual del hombre, que sólo es el sacrificio forzado, que la obligación de vivir en sociedad le obliga a tener en cuenta consideraciones cuya observancia podrá hacer refluir sobre él una dosis de felicidad que contrabalanceará las privaciones.
Me temo que lo mejor no sea pasar toda la vida en la observancia de las leyes instituidas
Los antiguos cultivaban su nobleza celeste y la nobleza terrestre les venía por añadidura. Los hombres de hoy cultivan su nobleza celeste para que se les dé la terrestre y, conseguida ésta, se olvidan de aquélla. Su desengaño es grande porque al final también perderán su nobleza terrestre.
Hay más nobleza de alma en gozar de la alegría de los demás que en afligirse por sus desgracias.
La honestidad no es una virtud, es una obligación
Vivir las cosas con la emoción de que cada hecho que me ha acontecido, he mostrado mi sinceridad y he mostrado mi honestidad para con la vida, creo que eso es lo que más me satisface a estas alturas y lo que más me ha impactado.
La sinceridad es un don como los demás. No todo el que quiere es sincero
Imágenes como: la sinceridad abofetea a la gratitud en plena cara.
Un cuadro vive por compañerismo y se expande y aviva a los ojos del observador sensible.
Cuando el amor desenfrenado entra en el corazón, va royendo todos los demás sentimientos; vive a expensas del honor, de la fe y de la palabra dada.
Ya casi no hay hombres buenos ni malos, ni traidores por vocación, ni envenenadores por capricho. Hemos descompuesto al hombre, al conjunto de mentiras y verdades que antes era el hombre y no sabemos recomponerlo. Nos falta el cemento de la fe divina o de la fe humana, para hacer con estos cascotes una cosa que parezca una estatua.
Jubilosos de abochornar el peligro a bofetadas de coraje, hubiéramos querido secundarlo con la claridad de una fanfarria y la estrepitosa alegría de un pandero, despertar a los hombres, para demostrar qué regocijo nos engrandece las almas cuando quebrantamos la ley y entramos sonriendo en el pecado.
Era un poco como robar. Era exactamente como robar. Era de hecho, robar. Pero no había ninguna ley que lo prohibiera porque nadie sabía que el crimen existía, ¿y acaso se podía llamar robo cuando nadie echaba de menos lo robado? ¿Y acaso era robar si se robaba a unos ladrones? En cualquier caso, toda propiedad es un robo, salvo la mía