Me habló de cómo un hombre, un hombre de verdad, no tiene que permitir que la pena lo aniquile. Me repitió una y otra vez que estaba seguro de que el tiempo la suavizaría. Me lo repitió tanto, que me di cuenta de que estaba vencido.
Vale la pena vivir, aunque fuera solo porque sin la vida no podríamos leer ni fantasear historias