La educación para la libertad debe comenzar exponiendo hechos y anunciando valores y debe continuar creando adecuadas técnicas para la realización de los valores y para combatir a quienes deciden desconocer los hechos y negar los valores por una razón cualquiera.
Su experiencia, como tantas veces sucede, le hizo desconocer la verdad.
Aconsejar a otros, y desatender su propia seguridad, es insensato.
Cuando el gobierno (que no es lo mismo que la ley) comienza a contravenir las leyes, o a desoír los anhelos de reforma que el pueblo expresa, sobrevienen las revoluciones. Estos hechos históricos no son delitos en sí mismos, aun cuando en la práctica se los trate como tales cuando las revoluciones son vencidas.
Vosotros os habéis atrevido a rechazar el relativismo moral, y a decir que hay héroes como Miguel Ángel Blanco, y canallas como el Che Guevara; y eso no está de moda decirlo.
Queremos olvidar para siempre la pena, evadir el misterio de la humana diferencia, rechazar a destajo el límite de nuestra naturaleza.
El que habla largamente, quitando la palabra a los demás y haciendo caso omiso a toda galantería, excita la oposición de los oyentes.
La ciencia, casi desde sus inicios, ha sido realmente de carácter internacional. Los prejuicios nacionales desaparecen por completo en la búsqueda de la verdad del científico. La medicina también hace caso omiso de las fronteras nacionales
Tampoco podemos pasar por alto la probabilidad de que la inculcación constante de una creencia en Dios en la mente de los niños produzca un efecto tan fuerte, y quizás heredado, en sus cerebros no totalmente desarrollados, que les resulte tan difícil librarse de su creencia en Dios, como a un mono de su miedo y aversión instintivos a una serpiente
Porque aunque parezca que el cine es el lenguaje por excelencia para sugerir, el lenguaje de los sueños, de lo irracional, para nada, el cine es muy muy objetivo: hay cosas que en una novela puedes pasar por alto pero que en la película tienes que mostrar
La historia del comunismo, inspirado originalmente en ideales nobles, ilustra claramente lo que sucede cuando las personas tratan de cambiar la realidad externa, de crear una nueva tierra, sin un cambio previo de su realidad interior, de su estado de conciencia. Hacen planes sin tomar en cuenta la impronta de disfunción que todos los seres humanos llevamos dentro: el ego.
Pero yo había nacido para ser mi propio destructor, y no pude resistirme a esa oferta más de lo que pude renunciar, en su día, a mis primeros y fatídicos proyectos, cuando hice caso omiso a los consejos de mi padre.
Vivíamos, como era normal, haciendo caso omiso de todo. Hacer caso omiso no es lo mismo que ignorar, hay que trabajar para ello.