Emprendiste una misión falsa y en lo más profundo de tu corazón de héroe sabías bien que era indigna de ti. También lo fue tu batalla contra el dragón luciérnaga Korgon y te costó unos cuantos guerreros magníficos. ¿Qué objeto tienen tus planes?
Él murió como vivió: siempre trabajando para el mayor bien y, hasta el último momento, dispuesto a estirar la mano para ayudar a un niño con varicela de dragón tal como lo hizo el día que lo conocí.