No tengamos envidia de los que están encaramados, por que lo que nos parece altura es despeñadero
La vida humana se parece a un camino cuya salida es un precipicio horroroso; nos advierten de ello desde los primeros pasos; pero el decreto está ya pronunciado: es preciso adelantar siempre sin poder retroceder.
Lo peor que puede hacerse es cruzar el precipicio en dos saltos.
El necio se sienta a la orilla del río a esperar que acabe de pasar el agua. Pero esta fluye, y continuará pasando eternamente
No mires. Te lo ruego, aparta la mirada mientras rompe la superficie, mientras sube desde el foso, se yergue sobre la orilla mojada y oscura, levanta los brazos y respira profundamente: recuerda qué es respirar, amar, desear
El amor es un caos de luz y de tinieblas; la mujer, una amalgama de perjurios y ternura; el hombre, un abismo de grandeza y pequeñez; la vida, en fin, puede compararse a una larga cadena con eslabones de hierro y de oro
El sexo sin amor sólo alivia el abismo que existe entre dos seres humanos de forma momentánea.
No tengamos envidia de los que están encaramados, por que lo que nos parece altura es despeñadero
Lo peor que puede hacerse es cruzar el precipicio en dos saltos.
El destino es un precipicio en lo cual caemos solo si lo miramos por demasiado tiempo.
No consigo recordar cómo pude llegar de la orilla hasta mar adentro... ¡Ah, sí, ya lo recuerdo! He muerto en el naufragio de tu barco de guerra traicionero y resucité al tercer día en el psiquiátrico, absurdo invento...
No se lo que pareceré a los ojos del mundo, pero a los míos es como si hubiese sido un muchacho que juega en la orilla del mar y se divierte de tanto en tanto encontrando un guijarro más pulido o una concha más hermosa, mientras el inmenso océano de la verdad se extendía, inexplorado frente a mi.
El que lucha con monstruos debe tener cuidado de no convertirse en un monstruo. Y si miras fijamente durante mucho tiempo a un abismo el abismo también mira dentro de ti
Las instituciones de la república hoy avasalladas por este régimen kirchnerista encabezado por la presidenta Cristina y sus secuaces, que, medrando con la sangre de los otrora mal llamados jóvenes idealistas, continúan hundiendo a la patria en el abismo anacrónico del marxismo