Siembra el paisano la vida plantando trigos tempranos y aunque el caballo esté sano lo cuida de la garganta que aunque el caballo no canta, lo ha de tener siempre a mano.
Me encontré a mí mismo en la esquina de una calle, sopesando doce años de mi vida con un nudo en la garganta y lágrimas en los ojos, y no sabiendo hacia dónde ir
Ese lanzamiento no fue suficiente para enamorar la garganta del tercero en discordia (el umpire).
El peor momento fue cuando estaba a punto de cantar, y me atraganté. Tenía un cosquilleo en la garganta y empecé a toser, no pude sacar las palabras. Duró como treinta segundos, pero lo superé, y por suerte a la gente no pareció importarle