Eres como una espada de excelente temple, oculta en la oscuridad de la vaina, y cuyo valor es desconocido para el artífice. Por tanto, sal de la vaina del yo y del deseo, para que tu valor se haga manifiesto y resplandeciente ante todo el mundo.
Fuera lucía ese cielo resplandeciente tan característico de Estambul en los días de primavera. En las calles el calor hacía sudar a los estambulíes, que aún no se habían librado de los hábitos del invierno, pero en el interior de las casas, en las tiendas y a la sombra de los tilos y los castaños seguía haciendo fresco.
Me senté, mirando aquel paisaje rico en bosques, refulgente con la luz majestuosa y melancólica que a cada momento disminuía más. Los rincones de la habitación se encontraban ya en sombras. Todo oscurecía y la lobreguez insensiblemente afinaba mi mente, de por sí preparada para lo siniestro. Esperaba a solas su llegada, que no tardó en ocurrir.
Una mujer al sol es todo mi deseo, viene del mar, desnuda, con los brazos en cruz y la flor de los labios abierta para el beso y en la piel refulgente el polen de la luz
Tal vez, no hayas existido nunca y seas sólo un sueño luminoso de mi espíritu; pero tú eres un sueño más real que eso que los hombres llaman Realidad. Lo que ellos llaman así, es sólo una máscara oscura tras de la cual se asoman y miran los ojos de sombra del misterio, y tú eres el misterio mismo.
De las almas creadas supe escoger la mía. Cuando parta el espíritu y se apague la vida, y sean hoy y ayer como fuego y ceniza, y acabe de la carne la tragedia mezquina, y hacia la Altura vuelvan todos la frente viva, y se rasgue la bruma... Yo diré: Ved la chispa y el luminoso átomo que preferí a la arcilla.
Plata fina y reluciente y oro puro si los hay... En el alma de la gente, de Argentina y Uruguay. No nos separa el río, no nos separará...
En los años de mi adolescencia y en los primeros de mi juventud he creído firmemente que yo había nacido para cultivar las ciencias filosóficas y políticas y para ser un astro esplendoroso dentro de ellas. Llegar a ser un sabio respetado y solemne fue mi única ambición entre los quince y los veinte años.
Tengo que agradecerte, Señor -de tal manera todopoderoso, que has logrado construir el más horrendo de los mundos-, tengo que agradecerte que me hayas hecho a mí tan bella en especial. Que hayas construido para mí tales tersuras, tal rostro rutilante y tales ojos estelares.
La poesía sigue proyectando su luz mortal y lacrimógena; luz vivificante del devenir humano dentro de sí mismo y no orientado hacia la conquista de nuevos metales cuya fusión dosificada estalle asolando tierras de cultura, tesoros anímicos penosamente acumulados, segando el más preciado, el más rutilante de los tesoros: la vida humana.
Tú eres luciente cristal, color de oro y nácar que encanta al mirar.
No habléis de las locuras del amor. ¡No! El amor es lúcido y sereno. El amor no mata. Lo bello, lo fuerte, no conduce jamás al asesinato. Los fuertes mueren tal vez, pero no matan.
Enseño Gramática con orgullo en el estudio de Salamanca, el más lúcido de España, y por consiguiente de la redondez de todas las tierras
Amad pues la Razón: tan sólo en ella han de buscar vuestros escritos su brillo y su valor. La mayoría de los escritores se deja arrastrar por un ardor insensato a buscar sus ideas lejos del sentido común. ¿Creerán tal vez rebajarse en sus versos monstruosos, si pensasen lo que otro ya pensó? Evitemos estos excesos y dejemos para Italia la deslumbrante locura de las falsas pedrerías
Golpeó una puerta, y, en la plaza de la aldea, el niño hizo girar sus brazos, comprendido por las veletas y los gallos de los campanarios de todas partes, bajo el deslumbrante chubasco.
Riendo alegremente, me cogió de la mano y me llevó por toda la casa, que parecía estar vacía, hasta su cuarto. Hizo desfilar ante mí todas sus pinturas. Estas, su cuarto y su chispeante presencia me llenaron de una alegría maravillosa. No lo sabía yo entonces, pero Frida ya se había vuelto lo más importante de mi vida.
Incluso mis propias experiencias terribles en el castillo de Drácula parecen ser como una pesadilla que se hubiese presentado hace mucho tiempo y que estuviera casi completamente olvidada, aquí, en medio del aire fresco del otoño y bajo la luz brillante del sol...
No hay nada peor que una imagen brillante de un concepto borroso.
Es una persona excelente y un jugador extraordinario. Mete goles con facilidad, aunque también dependes un poco del factor suerte, ya que veces puedes jugar un gran partido y luego no marcas. Pero de todas maneras, a pesar de haber jugado en posiciones más atrasadas, siempre ha destacado por su faceta goleadora. Tiene mucho futuro y, a pesar, de su juventud, tiene una gran experienca.
El ajedrez no es para mí un juego sino un arte. Sí, considero que es un arte y me hago cargo de todas las obligaciones que eso implica. Todo ajedrecista destacado y con talento no es que tenga el derecho sino que tiene la obligación de considerarse artista
Es admirable el orden, en un mundo constantemente amenazado por el desorden, en un mundo donde las criaturas vivientes sólo pueden seguir viviendo si sacan ventajas de cualquier orden que exista a su alrededor y lo incorporan a su ser. En un mundo como el nuestro, todo ser vivo que logra la sensibilidad responde con un sentimiento armonioso siempre que encuentre un orden congruente.
El principio de la actividad es el amor. El amor llena con su presencia el universo entero, mueve sus resortes y les hace concurrir a un admirable concierto
Dudo que la computadora llegue algún día a igualar la intuición y capacidad creativa del sobresaliente intelecto humano.
No solamente es la disminución de la arquitectura, sino también la del ser humano. No le ayuda al hombre a aliviar su ansiedad - sobresaliente fenómeno de este siglo - ni le desarrolla el uso placentero del pensamiento.
Un liberal es un hombre, mujer o niño que espera un mejor día, una noche más tranquila, y un futuro brillante e infinito
Un gran descubrimiento a menudo requiere un mapa hacia una mina llena de tesoros ocultos entonces fácilmente recogidos con las herramientas convencionales, no una nueva y brillante máquina de la era espacial para penetrar en los mundos que antes eran inaccesibles
¡Qué mezquino el corazón que no sabe amar! Si no estás enamorado, ¿cómo puedes gozar con la deslumbrante luz del sol o la suave claridad de la luna?
Golpeó una puerta, y, en la plaza de la aldea, el niño hizo girar sus brazos, comprendido por las veletas y los gallos de los campanarios de todas partes, bajo el deslumbrante chubasco.
La poesía sigue proyectando su luz mortal y lacrimógena; luz vivificante del devenir humano dentro de sí mismo y no orientado hacia la conquista de nuevos metales cuya fusión dosificada estalle asolando tierras de cultura, tesoros anímicos penosamente acumulados, segando el más preciado, el más rutilante de los tesoros: la vida humana.
Tengo que agradecerte, Señor -de tal manera todopoderoso, que has logrado construir el más horrendo de los mundos-, tengo que agradecerte que me hayas hecho a mí tan bella en especial. Que hayas construido para mí tales tersuras, tal rostro rutilante y tales ojos estelares.
Asumir riesgos puede ser peligroso. O algo luminoso
Tal vez, no hayas existido nunca y seas sólo un sueño luminoso de mi espíritu; pero tú eres un sueño más real que eso que los hombres llaman Realidad. Lo que ellos llaman así, es sólo una máscara oscura tras de la cual se asoman y miran los ojos de sombra del misterio, y tú eres el misterio mismo.
Tú eres luciente cristal, color de oro y nácar que encanta al mirar.
Una mente lúcida y un buen corazón acompañados por sentimientos cálidos, son las cosas más importantes. Si la mente no se dirige a los pensamientos positivos y elevados, nunca podremos hallar la felicidad.
Aprecio la numerosa y selecta concurrencia en la que se destaca la prestigiosa y recia personalidad de mi antiguo amigo Alfonso Grados Bertorini que forma parte de esa lúcida y aguerrida minoría, que con brillo y valentía salva el prestigio del Congreso. Minoría que mañana será mayoría, porque el pueblo no olvidará a quienes supieron defender la democracia y constitucionalidad
Tan sólo el cegador instante de la pasión -la pasión libre, no cohibida, irresistible-, esa es la única salida por la que podemos huir de la miseria de lo que los esclavos llaman vida
Nunca debemos avergonzarnos de nuestras lágrimas, porque son la lluvia que limpia el polvo cegador de la tierra a que a veces cubre y mancilla nuestro endurecido corazón.