Un ingenioso robo fue digno de elogio entre los espartanos, y de igual manera es entre los cristianos, siempre que sea a una escala suficientemente grande.
Es mucho más fácil quedar bien como amante que como marido; porque es mucho más fácil ser oportuno e ingenioso de vez en cuando que todos los días
El entendimiento agudo y sin grandeza, lo pincha todo, pero nada mueve.
La ficción es una exploración del ser interior. (...) Los escritores llegan a conocer las cosas por medio de ciertas facultades que tienen. Eso es la vida interior. De eso están hechas las novelas, pero los escritores no sabemos cómo llegamos a ello. Creo que en parte se trata de un sentido de observación especialmente agudo que tenemos incluso desde la infancia.
Estoy convencido de que cuando un científico examina problemas no científicos puede ser tan listo o tan tonto como cualquier prójimo, y de que cuando habla de un asunto no científico, puede sonar igual de ingenuo que cualquier persona no impuesta en la materia.
A diario violan nuestros derechos y libertades, y si oponemos resistencia férrea nos llaman radicales: radical es que en pleno siglo XXI, más de la mitad del mundo no tenga futuro alguno, esté bien visto ser un listo que al pueblo robe, hablar de Cristo y no hacer nada por los pobres, que la violencia del Estado sea contestada con flores, que si no encajas en lo absurdo te exijan que te amoldes
De la sangre ha salido muchas veces la hermosa libertad risueña y fulgurante
Todos los artistas tienen en común la experiencia de la distancia insondable que existe entre la obra de sus manos, por lograda que sea, y la perfección fulgurante de la belleza percibida en el fervor del momento creativo: lo que logran expresar en lo que pintan, esculpen o crean es sólo un tenue reflejo del esplendor que durante unos instantes ha brillado ante los ojos de su espíritu.
¡Oh, la vida aquella, tranquila, fresca y satisfecha como una tinaja! Todo el campo haciéndose ondulado, ancho y luminoso frente a nosotros; el sustento traído y llevado en aparejos de mulos y serones claros; la salud en risas, el día en trabajos y la noche en cuentos...
Cuando quiero mirar nuestro mundo con los dos ojos, lo que percibo son dos mundos superpuestos: uno luminoso y claro, sorprendentemente nítido; el otro impreciso y sutilmente sombrío.
Fuera lucía ese cielo resplandeciente tan característico de Estambul en los días de primavera. En las calles el calor hacía sudar a los estambulíes, que aún no se habían librado de los hábitos del invierno, pero en el interior de las casas, en las tiendas y a la sombra de los tilos y los castaños seguía haciendo fresco.
Yo juro que vale más ser de baja condición y codearse alegremente con gentes humildes, que no encontrarse muy encumbrado, con una resplandeciente pesadumbre y llevar una dorada tristeza.