La toda tuya vida es como cada ola: saber matar, saber morir, y no saber retener su caudal, y no saber discurrir y volver a su principio, y no saber contenerse en su afán...
-Cristiano o anarquista: hay en él un instinto de causalidad que le impulsa a discurrir que siempre tiene que haber alguien que tenga culpa de mi malestar.
Quizás ver al presente en colores más oscuros de lo que tiene realmente es un deber; porque de ésta visión puede brotar una lucha con más determinación para mejorar las cosas.
Vamos a beber en las fuentes vivas de los hechos diarios la convicción que sirva de motor impetuoso a nuestra obra, conscientes de que fue la convicción cristiana (un ejemplo solo) el dínamo que hizo brotar el inmenso arte popular de las primeras y más ejemplares épocas del renacimiento italiano.
¡Que ninguna de las mejoras sociales conseguidas por los obreros queden sobre el papel sin surtir efectos, y se conviertan en realidad!