Esperaré paciente, acechando, como un perro, el momento. O me iré por la selva de tus versos abriéndome camino lentamente por ocultos senderos, por pequeños resquicios que has dejado entreabiertos.
La pasión femenina es una selva oscura nunca explorada del todo, selva hecha a la vez de desinterés infinito y de ímpetu celoso de la posesión exclusiva.