Los socialistas deben romper decidida y definitivamente con todas las ideas y teorías pequeñoburguesas: he aquí la principal enseñanza útil que se debe extraer de esta campaña.
Argos es siempre atento a su semblante, lince penetrador de lo que piensa, cíñalo bronce o mírelo diamante, que en sus paladiones amor ciego, sin romper muros introduce fuego.
A mí me ganaba por la palabra, pero si hubiéramos acabado por llegar a las manos le juro a usted por mis muertos que lo mataba antes de que me tocase un pelo. Yo me quise enfriar porque me conocía la carácter y porque de hombre a hombre no está bien reñir con una escopeta en la mano cuando el otro no la tiene.
Y aunque aceptar la protección de los poderosos a menudo significa también atraerse conflictos, ella jamás cometía el menor desliz de esa clase, pues no permitía que nadie a su servicio hiciera nada que pudiera disgustar a otros.
Métense a querer dar gusto a todos, que es imposible, y vienen a disgustar a todos, que es más fácil.
Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo.
Tratarse mal sin enfadarse es una de las mayores delicadezas de la verdadera amistad. Que puede ser superada por otra delicadeza: la de tratarse siempre bien.
La ópera es un espectáculo de pasión en el que el público no tiene vergüenza en pelearse por un si bemol.