A veces pienso que somos masas uniformes que vamos donde nos lleve otro acumulamiento de masa uniforme, que hacemos lo que hay que hacer porque algo hay que hacer y que amamos molestar al otro por nuestras propias imposibilidades. Impedimentos para hacer algo productivo, algo constructivo...
Yo no sé si Dios existe, pero si existe, sé que no le va a molestar mi duda.
La indignación moral es, en la mayoria de los casos, un dos por ciento de moral, un cuarenta y ocho por ciento, indignación, y un cincuenta por ciento, envidia
En estos días, que con indignación y vergüenza, tenemos que comprobar que vivimos tremenda crisis de los principios éticos, en la que la tabla de valores está invertida: se silencia de virtud, se pospone el mérito, se premia el servilismo y la vergonzosa incondicionalidad. He allí la principal causa de nuestra crisis política.
Cuanto más disminuye la importancia social propia de un arte, tanto más se afirmará en el público el divorcio entre una actitud crítica y el placer puro y simple. De lo convencional se gusta sin criticar, mientras que se critica con disgusto lo que en verdad es nuevo.
A partir de ese momento, nunca volvió a comportarse de una forma tan violenta pero su mente quedó trastornada para siempre. Parecía como si se hubiera transformado en la de una demente. El doctor aseguró que no había ninguna esperanza de recuperación. Se trataba de una enfermedad llamada paranoia, y estaba motivada por la convulsión emocional producida por un disgusto inesperado.
Aunque ser mujer no me impide escribir, creo que vale la pena partir de una lucidez exasperada. De este modo, afirmo que haber nacido mujer es una desgracia, como lo es ser judío, ser pobre, ser negro, ser homosexual, ser poeta, ser argentino, etc. Claro es que lo importante es aquello que hacemos con nuestras desgracias.
Límite de la grandeza de los placeres es la eliminación de todo dolor. Donde exista placer, por el tiempo que dure, no hay ni dolor ni pena ni la mezcla de ambos
Brevísima y llena de congoja es, en cambio, la vida de los que olvidan el pasado, no se cuidan del presente y temen el porvenir
La prudencia que sabe retractarse es una de las formas del arte de gobernar
Que no se puede absolver al que no se arrepiente, ni arrepentirse y querer es posible pues la contradicción no lo consiente
Acaso es posible arrepentirse cuando no hay alternativa...
Nunca debe el hombre lamentarse de los tiempos en que vive, pues esto no le servirá de nada. En cambio, en su poder está siempre mejorarlos.
El secreto de la salud para la mente y el cuerpo no es lamentarse por el pasado, ni preocuparse acerca del futuro, sino vivir el momento presente sabia y provechosamente.
No creo que haya que lamentarse sobre el propio destino, pero a veces es muy duro
Sólo como guerrero puede uno soportar el camino del conocimiento. Un guerrero no puede quejarse o lamentarse por nada. Su vida es un interminable desafío, y los desafíos no pueden ser bueno o malo. Los desafíos son simplemente desafíos.
-Vos sos loco, ¡Viví el momento!, ¡Aprovechá!, ¿Te vas a amargar la comida pensando en lo que va a pasar mañana? -No creo en eso de vivir el momento, Molina, nadie vive el momento. Eso queda para el paraíso terrenal.
..., con respecto a las personas crónicamente minadas por males internos, no se consagra a prolongar y amargar su vida con un régimen de paulatinas evacuaciones e infusiones de modo que el enfermo pueda engendrar descendientes que, como es natural, heredarán su constitución,...
El pecado se encuentra solamente en querer herir a otras personas innecesariamente. Todos los demás pecados son disparatados inventos. El auto maltrato no es un pecado... Es simplemente estúpido.
Pero te extraño a rabiar, al extremo de que nuestra cama no la he vuelto a usar. Y si me cae una aventura, la revuelco en el sofá, por no herir el recuerdo que se anida en el colchón