Cuando se está enamorando empieza uno por desilusionarse a sí mismo y acaba por desilusionar a la otra parte interesada.
Aprendí mucho a escuchar lo que el estadio dice. ‘A lo loco se vive mejor’, nace de una parte de la hinchada que privilegia las emociones, y creo que al estadio le molestó ese apoyo, porque lo consideró inmerecido. A veces se silba un cambio, a veces silba a alguien que a criterio de la mayoría ha dejado de merecer ese apoyo. Si ilusionar merece ese reconocimiento, desilusionar merece reprobación. Esto que estoy produciendo desilusiona, y tengo que aceptar la reprobación.
Lancémonos a este mundo perverso, en el que los que engañan más son siempre los que triunfan; que ningún obstáculo me cohíba. Puesto que la sociedad únicamente está compuesta de cándidos y bribones, formemos parte de éstos: es más alagador engañar al prójimo que ser engañado por éste.
La mente preparada para engañar urde la trama, monta la trampa. ¡Quién sabe qué deformación lo inspira!
Parece que los gitanos y gitanas solamente nacieron en el mundo para ser ladrones: nacen de padres ladrones, críanse con ladrones, estudian para ladrones, y, finalmente, salen con ser ladrones corrientes y molientes a todo ruedo, y la gana del hurtar y el hurtar son en ellos como acidentes inseparables que no se quitan sino con la muerte.
Resulta verdaderamente asombrosa la prontitud con que un chisme basta para distraer la atención de una conversación intelectual.
El gobierno israelí y sus servicios secretos tienen un interés en crear una cierta psicosis, en hacer creer que hay un clima de antisemitismo en Francia, para distraer la atención de lo que ellos están haciendo.
Y esto no es todo, amiga mía: nuestra alma, nuestro espíritu y nuestro cuerpo tienen exigencias generalmente contradictorias; creo difícil unir satisfacciones tan diversas sin envilecer a unas y sin desanimar otras, así que he disociado el amor.