Te juzgas a ti mismo basándote en como crees que te ven y puedes suponer cómo hablan de ti, y tratas de entrar en una caja hasta que no puedes salir o moverte con libertad. Respeta quien eres por dentro, deja a tu corazón ser tu guía
¡Nunca sigas impulsos compasivos! ¡Ten los garfios del Odio siempre activos, los ojos del juez siempre despiertos! ¡Y al echarte en la caja de los muertos, menosprecia los llantos de los vivos!